Filípides no era griego, Islandia23-07-2012
Publicado por: ViajaMundeando
Y al final la lluvia…Como era de esperar, hemos comenzado a sentir el rudo clima de esta isla singular en forma de fuertes vientos y persistente lluvia que hace aún más enigmático nuestro recorrido por Islandia. Cuando el cielo está completamente cerrado y te adentras por caminos en medio de grandes montañas llenas de vida y de glaciares perpetuos, uno tiene la sensación de adentrarse en el mundo del “Señor de los Anillos” o que emprendes el “Viaje al centro de la Tierra” de Julio Verne. Definitivamente, Islandia es un país único… Hemos viajado en estos días por la carretera que rodea en sentido sur, el glaciar más grande y extenso de Europa, el Glaciar Vatnajokull. Desde que salimos del parque Nacional de Skatafell, en sentido a Hofn, hemos rodado unos 150 kms con las mejores vistas de este gigante de hielo. Las lenguas glaciares rebosan su hielo puro para desembocar en el Océano Atlántico, que lo tenemos en todo momento a nuestra derecha. Sabíamos que íbamos a tardar varios días en llegar a la próxima ciudad de Hofn , las increíbles vistas glaciares no nos iban a dejar avanzar y cualquier lugar para poner la tienda era de postal. Y al final la luz…Tan sólo esperábamos que el cielo se abriera por unas horas para contemplar el reflejo del agua, el azul de los grandes monumentos de hielo y las montañas nevadas al fondo de Vatnajokull. Llegamos a Jokusarlon , lugar donde se une el Atlántico con la laguna de icebergs. Las focas marinas jugueteaban con las fuertes corrientes y se dejaban ver alrededor de los bloques de hielo. Pusimos nuestra tienda de campaña en lo alto de una pequeña colina para obtener las mejores vistas de la laguna helada, pequeños trozos de hielo llegaban a nuestra orilla y los derretíamos para obtener agua con nuestra cocina de gas-oil, no podíamos beber agua más pura. La temperatura era perfecta y el sol nos había regalado unas horas de luz nítida en aquel lugar privilegiado, estábamos solos en el mejor lugar del mundo y nos sentíamos felices… Las horas pasaban con aquella luz mágica y sencillamente nos sentamos a disfrutar de aquella estampa natural después de la cena. Eran las 12 de la noche y el anaranajado sol no quería ir a dormir a otras latitudes... Pero como toda cara tiene su cruz y contestando a algunos amigos que nos han escrito pidiendo que también contemos la parte menos agradable de nuestros viajes, ahí va la crónica del día siguiente. La previsión del tiempo aconsejaba a los campistas, aventureros y demás personas de espíritu libre que buscaran un lugar donde resguardarse de las tormentas y fuertes rachas de viento que podían alcanzar los 70 kms/h. No nos quedaba otra opción que pedalear hasta Hofn, el pueblo más cercano que distaba a 90 kms de donde nos encontrábamos. Si la tarde anterior disfrutábamos de un tiempo apaciblemente fresco, la mañana siguiente era completamente diferente. Nuestra tienda parecía que de un momento a otro iba a salir volando con nosotros dentro, la lluvia no tardaría en aparecer. Recogimos el campamento como pudimos, sabíamos que nos esperaba un día duro pero estábamos con la moral por las nubes, nunca mejor dicho. Los primeros kms fueron una lucha constante con el viento que venía de frente, apenas podíamos llegar a los 12 kms/h. Pronto entraría en escena, sobre el km 15, la otra protagonista, la lluvia que no nos abandonó hasta el final del día. Estábamos a merced del viento que nos zarandeaba a su antojo. Los coches pasaban a través de la espesa niebla y algunos se compadecían al vernos combatir en una lucha desigual con la climatología; otros bajaban la ventanilla tímidamente y nos hacía una foto con alguna cámara ultracompacta e impermeable, nosotros saludábamos con un esforzado OK, levantando el dedo pulgar de la mano. Pasaban los kms y aún vino lo peor, una esperada racha de viento nos hizo perder el control de la bicicleta y nos tiró a la cuneta como insignificantes pusilánimes, golpe en codo y costilla que para tranquilidad de todos no alcanzó grandes problemas. Un coche se detuvo al presenciar nuestro vuelo y caída libre y se brindó para llevarnos a Hofn . En una muestra de orgullo y mucha sin razón, sacamos el Filípides que todos llevamos dentro; así que nos montamos nuevamente en las “todopoderosas” empapados hasta los huesos y tras comprobar que no teníamos lesiones, llegamos al atardecer a nuestro destino. Definitivamente, Filípides no era griego… Desde Hofn en dirección a Egilsstadir. VIAJAMUNDEANDO
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2012-07-30
Por fin he cogido un ordenador en la biblioteca de Sánlucar. Veo que estáis disfrutando con esos maravillosos paisajes que veo en vuestro reportaje, aunque también algunas inclemencias del tiempo os hacen sufrir un poco, quizás ese sea el encanto. Alguien dijo: "Aquello que no nos mata nos hace más fuerte" creo que es así. Seguid disfrutando de ese maravilloso pais. Besos mdesde Sanlúcar. (el otro día Salvados hizo un programa desde allí). Besos
2012-07-28
Bueno parece que todo va "ice road"..., a parte de usar el hielo para cocinar, también debe estar bueno con un poquito de vodka y naranaja..., al menos original...!! Que siga todo bien por esas latitudes y a rodar y disfrutar...
Animo y suerte!!! que no solo llueve ahí arriba, aquí están callendo unas tormentas de lo lindo..., la Covatilla se ha puesto blanca de granizo...